lunes, 10 de marzo de 2008

¿QUÉ ME QUIERES, AMOR? DÉCIMO CUARTO RELATO: UNA FLOR BLANCA PARA LOS MURCIÉLAGOS

Este es un relato en el que Rivas hace gala de su faceta de novelista y pone de manifiesto la agudeza a la hora de escribir diálogos, como es el caso del diálogo entre la anciana y el policía.
Por otro lado, a través de la locura de la anciana Rivas expone un modo de vida para sobrevivir en un mundo liderado por la soledad.

Para reflexionar:
1. ¿La locura de la anciana puede ser una salida al mundo que le rodea?
2. ¿Es justificable la actitud de Don con su madre?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola.
Yo pienso que la locura de la anciana si puede estar justificada por la soledad en la que esta inmersa, y una forma de salir del mundo que le rodea es hablando con los personajes de la televisión.
La actitud de Don no me parece justificable porque por muy ocupado que esté debería interesarse mas por su madre y por lo menos de vez en cuando ir a verla o comprarla algún regalito ya que se supone que tiene mucho dinero porque es un capo de la droga.
Álvaro

Anónimo dijo...

Hola de nuevo.
La locura de la anciana es una manera de llamar la antención para no sentirse sola ; inventandose que el protagonista de la serie que ve por la tele la qiere matar.La actitud de Don no me parece correcta , ya que pasa de su madre y no quiere saber nada de ella.Rivas con este relato nos denuncia el abandono que sufren las personas mayores en la actualidad.

Manuel Martínez

Anónimo dijo...

Hola:
Nos cuenta la historia de un policía con un “olfato” especial para su trabajo. Es capaz de oler droga bajo el agua, ver la corrupción en sus propios superiores y no puede hacer nada contra ello (le van cambiando de destino).
Después se centra en el caso de viejecita solitaria que piensa que un personaje de televisión la persigue para matarla. Los únicos compañeros que tenía esta señora eran la televisión y las fotos de su hijo. Cuando se le estropea la televisión es cuando comienza a ir a la policía. Aunque el técnico fue a arreglársela, también pensó que era el delincuente. Lo veía por todos los sitios y esto podía ser debido a que veía a su hijo, traficante, por toda su casa en las fotos.
Creo que la locura de la anciana puede ser debida a que su hijo la tiene abandonada.
El policía acaba la historia de una forma muy curiosa, obligando al hijo a cuidar a su madre, siendo así más útil para la sociedad que metiéndolo en la cárcel. Teniendo la obligación de cuidar a su madre tendrá menos tiempo para delinquir. Es la mejor “condena” que se le podía dar.
Andrea